Ingredientes:
- 2 tazas de frijoles (negros, bayos, pintos, o el que prefieras)
- 1/2 cebolla (puedes usarla entera o en trozos grandes)
- 1 cucharada de vinagre de manzana orgánico (sin filtrar, preferentemente con “madre”)
- Agua suficiente para cubrir los frijoles
- Sal (al gusto, se agrega al final de la cocción)
Instrucciones:
- Remoja los frijoles: Coloca los frijoles en un recipiente grande y cúbrelos con agua. Agrega el vinagre de manzana orgánico y deja reposar durante 8-12 horas. El vinagre ayuda a descomponer los antinutrientes (como el ácido fítico) presentes en los frijoles, facilitando la digestión y mejorando la absorción de nutrientes.
- Cocina los frijoles: Después del remojo, enjuaga los frijoles con agua limpia. Colócalos en una olla grande, agrega la cebolla y cubre con agua fresca (al menos tres veces el volumen de los frijoles). Cocina a fuego alto hasta que hierva, luego baja el fuego y deja cocinar a fuego lento durante 1.5-2 horas, o hasta que los frijoles estén suaves.
- El secreto de la sal: No agregues sal durante la cocción. La razón es que la sal puede endurecer la piel de los frijoles durante la cocción, lo que dificulta que se cocinen adecuadamente. Además, si los frijoles están bien cocidos antes de añadir la sal, la sal se distribuye de manera más uniforme y no afecta la textura.
- Añade la sal al final: Una vez que los frijoles estén cocidos y suaves, añade la sal al gusto y deja que se disuelva bien en el caldo. Puedes ajustar la cantidad de sal según tu preferencia.
Beneficios de esta receta:
- Digestibilidad mejorada: El vinagre de manzana ayuda a descomponer los antinutrientes, lo que facilita la digestión y mejora la absorción de minerales esenciales como hierro y zinc.
- Textura perfecta: Al no agregar sal en la cocción, los frijoles quedan suaves y bien cocidos, sin riesgo de que la sal interfiera con su suavidad.
- Sabores más equilibrados: Al añadir la sal al final, se asegura que todos los ingredientes se impregnen de manera uniforme, mejorando el sabor de los frijoles sin perder su textura ideal.
Este platillo es perfecto para acompañar tacos, ensaladas, o simplemente disfrutarlo con unas tortillas frescas. ¡Disfruta de un plato lleno de amor para tu cuerpo!